Odio correr. Correr sin ser perseguido me parece una de las cosas más tontas del mundo, ergo, odio el footing.
Esta noche he corrido por placer. ¿No os ha pasado a veces que habéis tenido la imperiosa necesidad de hacer algo inusual?
Después de acompañar a casa a mi buena amiga Rocío, he emprendido mi camino de vuelta al hogar. Y así, casi espontáneamente, me he puesto a correr. Sentía cómo el frío golpeaba mi cara, cómo mi pelo se agitaba violentamente al compás de mis pasos y yo, fría por fuera, sentía fuego por dentro. Iba tan deprisa que no tenía pleno conocimiento de cómo y por qué movía las piernas. Pegaba saltos, agitaba los brazos e incluso cerraba los ojos. El corazón iba a cien por hora, galopaba en mi pecho tan frenéticamente que pensé que me saldría por la boca. Me sentía viva, imparable y arrolladora.
No sé si volveré a hacerlo algún día, espero que no, porque nunca sería igual de placentero como esta noche.
5 comentarios:
si; follar no, que cansa
entonces; correr menos, que cansa más
y quítate el captcha
Puede ser menos placentero pero igualmente necesario, algún día volverás a hacerlo, bajo otras circunstancias quizá. Correr a veces mola
Calla y come nueces, Vicente.
Pues ahora que lo dices, sí sentí una vez unas ganas irracionales de correr. Y eso que yo soy de las tuyas, odio correr sin ser perseguida XD. Tendría unos once o doce años y estaba en mitad de un campo manchego bajo un toro de Osborne. Creí que en cualquier momento me echaría a volar. Un gran día.
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