miércoles, 26 de octubre de 2011

(Tu) mirada

Ayer el mundo se congeló tres segundos, ¿sabes? Es algo extraño, pero me quedé sorda y ciega en ese tiempo infinito y efímero a la vez. Creo que lo único que llegué a escuchar con claridad fue el latido violento de mi corazón palpitando en mis oídos, creo que me pedía acercarme a ti.
Y es que esos tres segundos en los que tus ojos y los míos se vieron fueron como un freno en la traslación de la Tierra. Parece estúpido, pero hacía años que no me ponía tan nerviosa con estas cosas.

domingo, 23 de octubre de 2011

De vuelta a la vida

He vuelto al instituto después de casi dos años de agonizante espera. Estoy haciendo el grado superior de animación sociocultural en Valencia, en el maldito culo del mundo, el cual cojo dos autobuses diarios para llegar, perdiendo una hora cada vez, llevando además, un horario de tardes, llegando a casa a las 22 u 23 de la noche. Pero, la verdad, es que estoy realmente contenta. Mis compañeros son un encanto, las clases exquisitas y aprendo muchísimo. Realmente necesitaba esto, volver a las clases, a tener una rutina, a relacionarme... Siento que vuelvo a tener 15 años y es algo que me encanta. Voy... contenta. Llego, nos fumamos algún pitillo antes de entrar, charlamos de miles de cosas, entro y aprendo, debato o hago trabajos, salgo al patio, veo al chico que me hace evocar mi más tierna preadolescencia sólo mirándome a los ojos, nos sentamos, charramos, fumamos, vuelvo a clase, salgo, entro en el bus, paseo por las calles de Valencia, cojo otro y llego a casa.
Veo que mi vida por fin toma un rumbo, que comienza a tener todo sentido y no veo cómo va pasando sin más. Anduve perdida en una jungla mucho tiempo, encontré el camino de retorno a la civilización y me siento... bien, realmente bien.

domingo, 9 de octubre de 2011

Escuchando Riders on the Storm finaliza una noche que pasa sin pena ni gloria. Parece que los días se desmoronan, como castillos de arena arrasados por una ola, y mientras el mundo se derrumba, yo sigo contemplándolo desde una esquina, sangrándome la nariz y mirándome los pies, esperando algo, aunque todavía no sé el qué.