estoy desordenada.
soy una pieza azul cielo de algún puzzle polvoriento. escucho sunday morning de velvet underground mientras miro lo que queda del esmalte rojo que cubría mis uñas. soy una habitación de niños. miro la pantalla esperando ver la respuesta a mis preguntas. tengo miedo del futuro. el amoniaco del tinte ha desestabilizado mi mente, descontrolado mis ojos, que llueven con ganas. no lo sé, dice lou reed. yo tamboco lo sé.
sé que llevo una bata de arcoiris, no por ello necesito respuestas tontas e insustanciales. tómame en serio.
no sé qué cenaré. es una postura temeraria.
quiero un cigarrillo, acallar mi mono latente producido por mi adicción a la nicotina. soy una drogadicta. políticamente (in)correcta
he comido palomitas y mi estómago sigue tan vacío como siempre.
lunes, 31 de enero de 2011
viernes, 28 de enero de 2011
jueves, 27 de enero de 2011
martes, 18 de enero de 2011
Primero se me enrojece la cara, soy un tomate mirándome en el espejo. Pronto aparecen lágrimas, dispuestas a mojar mis mejillas, cogen carrerilla y hacen una caida libre desde mi barbilla hasta mi cuello.Después, la boca comienza a temblarme, como un niño cuando coge un berrinche. Finalmente, rompo en un llanto, silencioso, ahogado, húmedo e intenso.
Ceso de llorar, vuelvo a mirarme, sonrío al pensar lo boba que soy. Me seco las lágrimas, me lavo la cara, respiro hondo, me pongo la máscara.
Ceso de llorar, vuelvo a mirarme, sonrío al pensar lo boba que soy. Me seco las lágrimas, me lavo la cara, respiro hondo, me pongo la máscara.
domingo, 9 de enero de 2011
viernes, 7 de enero de 2011
Anduvo con su paragüas transparente por las frías calles de Shibuya, mirándose en el espejo la cara, tornándose de colores al pasar frente un escaparate con luces de neón. Rojo, azul, verde. Esperó en aquella esquina acordada. Pasaban cinco minutos de las 18, y no aparecía. Cayeron gotas, miles de gotas, así, de repente. Menuda estampa, típica de una película de amor azucarada. Las 19, las 20... y nada. Dio media vuelta, miró por última vez a su alrededor y emprendió el paso hacia un lugar incierto. No se supo nunca nada más, ni del uno ni del otro.
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