viernes, 25 de noviembre de 2011

A ti

Es curioso el maldito cariño que te he cogido, ¿sabes? el día que nos quedamos solos por primera vez, tomamos unos quintos y charramos y charramos y pude conocer un ínfimo porcentaje de lo que eres. Y lo que conocí en su momento, me gustó, creo que por eso comencé a querer quedar contigo. Sé que lo sabes, porque eres un ególatra de mierda y esas cosas, pero eres un tío sensacional, y te lo dice una que tiene pocos adjetivos bonitos para la gente en general.
Me encanta quedar contigo y hablar de idioteces que aparentemente no tienen sentido pese a que nosotros se lo demos. Me encanta que seas jodidamente feliz con tu chica y me transmitas esa alegría. Pero sobre todo, me encanta el hecho de haberte conocido.
Y te quiero un montonazo, eres un gran amigo, divertido, odioso, comprensivo y gran dialogante. Espero que valores esto que estoy escribiendo, porque ni dedico entradas en mi blog a cualquiera ni soy capaz de escribir estas pasteladas odiosas.

Feliz 27 cumpleaños atrasado, hace exactamente una semana de eso, pero ya sabes que no soy de hacer cosas normales.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Y cuando el mundo se desmorona, cuando todo lo que creías estable se tambalea a cada paso, sólo te queda mirar el plato de la comida, llorar como una niña y admitir que los tiempos pasados fueron mejores.

jueves, 10 de noviembre de 2011

El día que me enamoré de Amélie Nothomb

Todo comenzó en el año 2008. Yo contaba con 17 años entonces, y mantenía mis rutinas placenteras del fin de semana. Todos los domingos me iba a Valencia a dar paseos sola, disfrutaba de todas las fases de mi escapada, desde los veinte minutos en autobús hasta el proceso de memorización de miradas ajenas. Mi paseo siempre terminaba en Fnac, donde me compraba un libro o simplemente vagaba por sus secciones. Ese día, mientras husmeaba en literatura extranjera de bolsillo, el título de un libro me llamó extraordinariamente la atención: Metafísica de los Tubos. Era muy fino, no contaba con más de 150 páginas, con una letra grande, leí la contraportada y en ese mismo instante ya me había enamorado sin reparar en ello. Compré el libro y comencé a leerlo por la calle. Al principio me resultó complejo, había párrafos que no comprendía, se me escapaban totalmente, pero eso no fue un impedimento para sentirme tan plena cuando lo terminé. Me propuse leerlo cada X meses hasta comprenderlo totalmente. Cuando cumplí mi reto compré otros cuatro libros suyos, los cuales devoré sin piedad. Justo en el momento que leí la última línea de Ni de Eva ni de Adán supe con certeza que estaba perdidamente enamorada de ella. Ya no es el hecho de amarla por lo que escribía, sino porque podía sentir cómo era ella leyendo entre líneas. Me siento demasiado identificada con ella, parece que diga cosas pensadas antes por mí o viceversa. Además, ambas somos contorsionistas de los dedos, eso es algo que une sin quererlo.
Todo esto parece absurdo, pero es la primera vez en mi vida que siento que alguien me conoce incluso antes de saber que existo y tristemente, quedará en eso.

martes, 8 de noviembre de 2011

Elegí fumar, elegí envenenarme, elegí autodestruirme, por consiguiente, también elijo mi propia muerte. Pensar en la muerte me hace sentir viva.

viernes, 4 de noviembre de 2011

¿No os pasa que tenéis un día de verborrea mental impresionante? justo así me siento en estos momentos. Realmente no tengo nada que contar o transmitir, aunque indirectamente así sea, pero siento como que quiero o tengo que decir miles de cosas pero no encuentro el medio o la ocasión. Así que todo mi vómito mental va a ser desparramado justo aquí.
Me estaba acordando de lo que me ha pasado hoy en el autobús. Parece que atraigo a la gente peculiar. Mola. En esta semana se me han acercado dos chicas de mi instituto en la parada con lo siguiente: me llamas mucho la atención, eres extraña y quiero conocerte. Halagador y raro, muy raro a la vez. ¿Porque leo mientras estoy ahí pasmada esperando? ¿Porque muevo los labios cuando escucho una canción? Realmente, lo que más me molesta de la situación es: ¿por qué me interrumpe mientras estoy leyendo? ¿acaso no ves que puedes estar molestándome? Aún así, es agradable conocer gente nueva, es una distracción mientras vas en el autobús, aunque muchas veces prefiera estar escuchando canciones que he oído como veinte o treinta veces.
Definitivamente, me gusta desplazarme así, veo a gente muy dispar, cada uno con sus propias miradas perdidas.
Me siento espesa, creo que la verborrea mental ha cesado. Aún quedan cosas en mi cabeza, pero esas prefiero guardármelas.