viernes, 16 de marzo de 2012

Con los oídos entaponados y la nariz sangrando, llegué a Valencia a las 12:20 después de una hora y cuarenta minutos en el Ave. Pasé ese tiempo escuchando canciones de Oasis y Bob Dylan mientras el paisaje avanzaba a 300 km por hora. Me llevo de recuerdo muchas fotos, el "hasta luego" de una chica de ojos azules no tan impresionantes como su personalidad, el mirador de Vallecas a las 19:30, un agradable dolor de pies, un bonito arañazo de Panzer, el color de las flores de los cerezos y el olor de El Retiro.

Por fin pude volver a ver el amor de mi vida, mi Grito Nº7, después de pasar por multitud de salas buscándolo desesperadamente y cuando lo vi, no pude hacer más que echarme a llorar de alegría y emoción. Alba me miraba muy silenciosa y respetuosa, otra persona se habría reído de mí, sin embargo, ella, se quedó callada, observando la situación.

Sólo sé que volveré a ir y prometo que no pasarán otros cuatro años.





1 comentario:

Onofre B dijo...

Muy buenas las fotos! De cuatro años nada, algún día te sorprenderás viéndote viviendo allí