martes, 18 de enero de 2011

Primero se me enrojece la cara, soy un tomate mirándome en el espejo. Pronto aparecen lágrimas, dispuestas a mojar mis mejillas, cogen carrerilla y hacen una caida libre desde mi barbilla hasta mi cuello.Después, la boca comienza a temblarme, como un niño cuando coge un berrinche. Finalmente, rompo en un llanto, silencioso, ahogado, húmedo e intenso.

Ceso de llorar, vuelvo a mirarme, sonrío al pensar lo boba que soy. Me seco las lágrimas, me lavo la cara, respiro hondo, me pongo la máscara.

3 comentarios:

Arald dijo...

Y de nuevo a "ser" feliz.

Onofre B dijo...

Me preocupa que puedas ahogarte bajo tu máscara

Mia dijo...

Tengo un tubo, como los submarinistas.