domingo, 8 de mayo de 2011

Cenas de clase y otros cuentos para no dormir

6 de la mañana. Frío. Abro los ojos. Me encuentro en el suelo de mi habitación con sólo la falda puesta del día anterior. Zapatos, medias, camiseta y sujetador desperdigados por el suelo. Dolor de cabeza palpitante. Me incorporo, o lo intento. Mis huesos protestan como nunca: dormir en el suelo no es precisamente el mejor lugar del mundo. Me siento en la cama e intento recordar la noche anterior: cena de clase, y cerveza, mucha cerveza. Cojo el móvil y comienzo a recordarlo todo.

Te arreglas, te pintas ligeramente y te miras en el espejo. ¿Estoy bien?
Quedas con tu amiga de toda la vida y vas hacia el punto de quedada. Comienza a surgir gente de entre las sombras, como zombies buscando cerebros. Lo típico: qué tal estás, estudias o trabajas, carnet de coche, novios, novias, rollos y gilipolleces insustanciales, preguntas estúpidas que realmente ni te importa la respuesta.
Después de las presentaciones te das cuentas de tres cosas:

1. Después de ser de las más altas de tu clase, te has quedado como un maldito gnomo de jardín.
2. Casi todos fuman.
3. Nadie está en la Universidad.

Entras en el típico bar donde te ponen las típicas tapas y bocadillos. Pero la ves y te quedas totalmente hechizada mirándola: Rubia, de curvas estilizadas, frágil y bien fresquita, una litrona sin empezar. Y es entonces cuando empiezas a beber, y a beber... Brindas por todos, por vuestros órganos genitales, porque seais algo en un futuro, porque os toque la lotería (aunque no juegues). De repente todo cambia y olvidas cómo hablar correctamente, ríes por todo, te besas con tu amiga de la infancia, simpatizas con tus compañeras como si fuéseis amigas... Y es ahí, ese punto en el que sabes que dejaste tu dignidad en la última copa de cerveza barata y decides, seducida por la embriagadez, a seguir en ese mundo de luces y risas.

Te acuerdas que andabas sola a las 3 de la mañana por la calle riéndote, enviando sms's a tus pobres amigas, que necesitaron Dios y ayuda para descifrarlos. Consigues con éxito subir las escaleras hasta tu casa y abrir la puerta. Te tiras al suelo, te desnudas poco a poco para no marearte y te duermes.

4 comentarios:

Belsan dijo...

Caray. Y pensar que yo ni siquiera he olido una cena de clase desde que acabé el bachillerato, hace ya tres años... desde luego la tuya tiene pinta de haber sido la leche, cerveza barata incluida XD

Kurai dijo...

Bonita forma de despertar xDDD

Mi cena de clase fue horrible... ahora todos son chonis y canis =D. Y me miraban un poco raro. Lo peor es que me dijeron que tenía pinta de fumar hierba. Yo me hice la tonta con un "si, pero estoy de exámenes y blablabla".

Mira que siempre he querido fumar porros y/o drogarme, pero prefiero otra compañia...

Mia dijo...

Belsan: Cena de clase de primaria, hoyga, que hacía ocho años que no veía a algunos de los que fueron, fue una cena muuuuy entrañable xD

Kurai: En mi cena también eran todos chonis y canis, pero no sé, al menos entre nosotros dejamos esas hostilidades para el día a día.
Yo creo que te lo dijeron porque tienes los ojos un poco entrecerrados, que te hacen muy mona, pero claro, a estas edades ¿cómo no pensar que sería la hierba?

Kurai dijo...

Sería eso de los ojos entonces xDD