martes, 31 de mayo de 2011

TVE y las 5 de la mañana

El sábado de la semana pasada me acosté tarde, a las 5. Fui a fumarme mi último cigarrillo de la noche al balcón. Hacía una temperatura estupenda, un frío que no molesta y una tranquilidad reconfortante. Me gusta salir a pensar mientras observo cómo se consume mi palito de cáncer entre mis dedos, jugueteo con el humo y mis pies. Sin embargo, algo hizo romper ese silencio con algo mejor que el propio silencio: música clásica. Me levanté súbitamente y agudicé mis oídos. ¿Quién podría estar escuchando música a esa horas de la noche? ¿fue una lagrimilla lo que asomó por mi ojo izquierdo? ¿emoción? desde luego. Era una melodía deliciosa: violines, ¿hay algo mejor? Me sentí realmente especial en aquel momento, porque indirectamente, esa persona desconocida y yo estábamos compartiendo algo maravilloso. Cerré los ojos y dejé que la música penetrase en mis oídos, agitase mi mente y estimulase mis sentidos. Mientras, el humo escapaba entre mis dientes, danzarín, mezclándose con el frescor de la noche. Acabó la canción y comenzó otra y seguí absorta un buen rato. De pronto vino a mi cabeza un imponente piano y un hombre joven de manos bonitas acariciándolo, eran las tres de la mañana de un martes, en el que una amiga y yo fuimos al baño de un bar al encontrarnos en la acampada de Valencia. Mientras ella hacía uso de las instalaciones, quedé hipnotizada delante del gran televisor y me dije una y otra vez cómo tenían el valor los de TVE a poner esta clase de programas en horario nocturno.
Cai entonces que esa personita estaría viendo ese mismo programa, por lo que corrí a encender el televisor de mi salón, y en efecto, era la misma canción. Me senté en el suelo, muy cerca de la pantalla y observé y admiré una y otra vez la música, los instrumentos y las manos de los músicos.

Marché a dormir con una gran sonrisa en la cara. Gracias, personita desconocida.


1 comentario:

Kurai dijo...

Palito de cáncer xDDD


Qué bonito ^^!