lunes, 27 de febrero de 2012

Esto va de fechas.

El día 29 de febrero diré adiós mentalmente al silencio, a andar tranquilamente por la calle, a los paseos serenos con mi perro, a circular en coche sin obstáculos, a dormir a causa de las malditas, horrorosas, crueles y despiadadas "despertàs".

El día 1 de marzo comienzan las Fallas en Valencia. Cualquiera que me conozca un poco sabrá mi animadversión hacia esa fiesta.

El día 12 de marzo marcho a Madrid con mi hermano, su pareja y mil cajas con los típicos nombres escritos a rotulador cuando realizas una mudanza.

El día 15 de marzo bajo a mi odiosa Valencia en el Ave. 1 hora 38 minutos de trayecto pegada al cristal viendo pasar a toda velocidad campos y carreteras.

El día 17 de marzo, mis padres suben a Madrid, lo que significa que me recluiré en casa alejada de cualquier ruido provocado por esa maldita fiesta, acompañada por dos amigos y sus respectivos ordenadores. Serán cinco días de placentera lan.

El día 19 de marzo, saldremos a la calle para ver quemar alguna falla. Los mejores momentos que pueden brindarme las Fallas. Fin del caos, del odio y del asco. Hasta el maldito año que viene.

Y en estos momentos, digo adiós agitando la mano y con lágrimas en los ojos, a mis 8 horas de sueño. Empieza la semana infernal de exámenes, de ver histéricos y caras largas.

martes, 21 de febrero de 2012

Perder la fe y la razón

Como cada día, emprendí mi camino hacia el instituto, escuchando música relajadamente, sin embargo, algo captó mi atención: Tres furgones de policía, más de diez antidisturbios poniéndose su indumentaria de cohartar libertades y a lo lejos, una masa de personas (perfectamente 1000) armadas con sus mochilas del instituto. Me acerqué y comencé a grabar todo cuanto ocurría, sin quererlo, estaba rodeada de más de diez furgones de policía y gritos desesperados. Nunca en la vida había visto algo igual, un caos permanente y cientos de rostros enfurecidos, miedosos y confusos. Pese a no compartir la iniciativa original del instituto Lluís Vives (cortar la avenida principal de la ciudad) no he podido más que integrarme en esa masa enfurecida luchando contra una treintena de policías armados con porras y rifles de pelotas de goma. Nos han tratado como a terroristas, como meros perturbadores, como a basura. He sido testigo de las mofas de aquellos funcionarios y de la violencia gratuita que nos han brindado y he de decir, que he perdido totalmente la fe y la razón.

Mañana a las 15 de la tarde, va a volver la gente a ese instituto, van a volver a cortar las calles y a luchar contra esa represión policial, por una educación digna, por una dignidad perdida, y yo volveré, sin miedo.




Principio de la movilización, aún faltan como veinte furgones y como 50 antidisturbios más.

lunes, 20 de febrero de 2012

Hostiaputaya

Estoy feliz, muy feliz. Hoy me ha dado por hacerme la juanker pese a tener mil trabajos que terminar y tochos que estudiar. Después de coger un disco duro del cual pensé que nunca recuperaría sus datos y meterlo al pc que utilizo normalmente, tocando cables, actuando con la lógica de una persona que sabe lo mínimo de hardware y temiendo joderlo por mi ignorancia más que peligrosa, llamadlo suerte/chorra/potra/Homer Simpson, pero el caso es, que mi pc lo reconoció y pude recuperar TODO. Y es por eso, que estoy feliz. Hacía un año y medio que no podía ver las fotos o escuchar la música que había ahí dentro, ahora que lo he recuperado, no puedo hacer más que brincar de la alegría.

Y así, me senté encima de dos cajas, puse D'yer Mak'er de Led Zeppelin, me lié un cigarrillo y fumé en la ventana con los cascos puestos mientras me movía al compás de la canción.

viernes, 10 de febrero de 2012

Y esta es mi forma de darte las gracias

Es curioso. Cuando comencé a escribir, nunca pensé que fuese recopilado en un libro, al fin y al cabo, sólo eran pensamientos de una cría de 17 años con mucha imaginación y ligereza a la hora de redactar.

Hoy he recibido un regalo, pero no uno cualquiera. Después de media hora rompiendo papel y embalaje, vi un libro bastante grueso en el que se ha recopilado todo lo que escribí desde 2008 hasta 2010 en mi ya olvidado Fotolog. Y debo decir, que es el mejor regalo que me han hecho en la vida. Que una simple escritorzuela del tres al cuarto vea un libro con todo su mundo ahí dentro es maravilloso.

Y esta es mi forma de darte las gracias, Álex. Te agradezco enormemente el tiempo, trabajo y sobre todo, diner,o que has gastado en mí.

Nunca pensé que fuera escribirte una entrada, pero realmente, lo mereces. Gracias, gracias, gracias. Espero, de todo corazón, que seas feliz y encuentres a tu pieza de puzzle perdida. Nosotros no estábamos destinados a formarlo. Somos como dos piezas azul cielo: Crees que encajan a la perfección y, sin embargo, después de mucho forzarlas para que coincidan, terminas dándote cuenta que no es así. La encontrarás, créeme que lo harás, y cuando pienses en mí sólo quedará el cariño que hubo una vez.
Terminamos mal y te guardé rencor, mucho, pero olvidaré todo aquello, lo prometo.


Vive, Álex, y no te pierdas personas maravillosas.

martes, 7 de febrero de 2012

Anoche estaba tumbada en la cama, con los pies apoyados en la pared, como de costumbre, moviéndolos al compás de la música que escuchaba. Cuando finalizó una canción y en los cinco segundos que tardó en comenzar la siguiente, escuché los golpes que daban las persianas. Hacía viento, mucho viento. Casi sin meditarlo un segundo, me levanté de la cama, cogí las llaves de mi casa y subí a la terraza comunitaria. Avancé entre la ropa serpenteante tendida hasta quedarme en una zona alejada y me quedé plantada. Me gusta sentir el viento en mi cara, notar mi pelo bailar una melodía siseante, como si un ser invisible me susurrase al oído cosas bonitas, tan bonitas que erizase el vello de mi nuca. Y pese a temblar de frío, seguí pasmada. Dejé la mente en blanco, de pronto mi cuerpo se había convertido en la sensibilidad personificada. Notaba en cada punto el frío, el aire y mi piel, poniéndose en guardia. Miré a mi alrededor, me encontraba sola en la total oscuridad. Me senté en el suelo, encendí un cigarrillo y me tumbé. Comencé a tararear canciones, a levantar los pies, y de pronto, sin quererlo, me eché a llorar. Las lágrimas recorrían mis mejillas hasta caer en picado al suelo, respiraba entrecortadamente, abandoné el cigarrillo y posé mis manos sobre mi rostro.

Puedes estar rodeada de cientos de personas, ser la persona más sociable del mundo, pertener a un foro, tener Facebook o Twitter y sin embargo, sentirte sola.

domingo, 5 de febrero de 2012

El orgullo de cualquier madre



Perdonad este vídeo, espero que entendáis mi felicidad *-*

jueves, 2 de febrero de 2012

Estoy en un apuro

Así es. Tengo un problema de los gordos. De esos que dices: ¡Esto sólo podría ocurrirme a mí! ¡Qué mala suerte tengo! ¿Por qué la vida es tan cruel? Eso junto a miles de improperios.
Creo no haber mencionado nunca una pequeña tontería que tengo desde hace mucho tiempo y de la cual ni recuerdo por qué surgió. El caso es que me da vergüenza hablar por teléfono. Ya sea para pedir cita para el médico o llamar a un amigo a su casa. Es realmente absurdo, pero lo paso realmente mal. Me pongo muy nerviosa, me tiemblan y sudan las manos... Siempre que por fuerza mayor he tenido que llamar a alguien, le he pedido a mi madre que llamase ella y entre risas y burlas, lo hacía.
Y aquí mi gran problema:

Mañana por la mañana he de llamar por teléfono a un restaurante para hacer una reserva (el próximo sábado, celebro mi cumpleaños), mis padres no estarán en casa, luego, me tocará llamar. Sólo de pensarlo me pongo frenética. ¿Qué hago? Muchas veces, para evitar llamar, he terminado acercándome al sitio en cuestión, pero esta vez no podré ya que está bastante lejos de mi casa.
¿Qué me ocurrirá mañana? ¿Me deshidrataré? ¿Tendré un ataque al corazón? ¿Me saldrá voz de pito? ¿Tartamudearé? ¿Me armaré de valor y afrontaré mi tontería? ¿Se reirán y señalarán con el dedo cuando me vean entrar por la puerta el sábado?

Por favor, dadme suerte, la necesitaré.

miércoles, 1 de febrero de 2012

¿No has querido recibirme esta noche? Hay momentos en que creo no haber leído nunca hasta el fondo de tu alma. Tu mirar me asusta. Me das miedo. ¡Dios santo! ¿Acaso no me has amado nunca? Si es así, que mi marido descubra nuestros amores y que me encierre en una prisión perpetua, allá en el campo, lejos de mis hijos. Acaso Dios lo quiere así. Yo moriré pronto. Pero tú serás un monstruo.
¿No me amas? ¿Te has cansado de mis locuras, de mis remordimientos, impío? ¿Es que quieres perderme? Pues te ofrezco un medio fácil. Anda, enseña esta carta en todo Verrières, o mejor enséñasela sólo a monsieur Valenod. Dile que te amo... pero, no, no pronuncies semejante blasfemia: dile que te adoro, que para mí no comenzó la vida hasta el día que te conocí; que ni en los días más locos de mi juventud ni siquiera soñé la felicidad que te debo; que te he sacrificado mi vida, que te sacrifico mi alma. Tú sabes que te sacrifico mucho más.
¡Pero qué sabe de sacrificios ese hombre! Dile, dile para irritarle que desafío a todos los canallas y que en el mundo sólo existe para mí una desgracia: la de ver cambiar al único hombre que me une a la vida. ¡Qué felicidad para mí perderla, ofrecerla en holocausto y no temer ya más por mis hijos!

Madame de Rênal, Rojo y Negro, pág. 157