domingo, 8 de enero de 2012

El juego de mi vida

Cuando era pequeña, me pasaba la vida jugando con mis amigos y devorando libros, pero si algo fue destacable en esa época fue mi temprana afición a los videojuegos.
Aún recuerdo pelearme con mi hermano mayor sobre quien jugaba a la Nintendo NES después de comer, llorarle para que me pasara la tortura en Metal Gear Solid, ya que quería ver el final en el que se quedaba con Meryl, traumarme de por vida al verle jugar al Resident Evil 2 o alegrarme enormemente al pasarme la liga Pokemon en el rojo de Game Boy Color.

Comencé a jugar siendo muy pequeña, no sé si fue un error de mis padres por consentírmelo o si debería darles las gracias. El caso es, que tengo un cariño impresionante a un juego, quien me conozca, sabe de sobra cual es: Metal Gear Solid.

Contaba con 7 u 8 años cuando mis padres le regalaron a mi hermano ese mítico juego para PSX. Cuando me dejaba, encendía la consola y me lo iba pasando. Seguía la historia, aunque no supiese realmente de qué iba, un tema demasiado complejo para una niña tan pequeña. Pero pronto comencé a saberme de memoria los tipos de armas, qué hacía cada una y cómo emplearlas, ya sea eficientemente o para partirme de risa explotando a los terroristas con misiles Stinger. La única parte del juego que era imposible pasarme fue la de la tortura que mencioné antes. No tenía mucha agilidad en los dedos entonces y pasarme con éxito esa parte me resultaba imposible (estaba empeñada en ver el final con la chica), así pues, iba a mi hermano con ojitos llorosos para que me la pasara. Al finalizar el juego me quedaba maravillada, aunque no sabía por qué realmente, eran muchas las cosas que se me escapaban.

Me hice mayor con esa saga. Le cogía a escondidas las revistas de videojuegos a mi hermano (quién no recuerda la mítica Playmanía, xD) para saber el lanzamiento de la siguiente parte. Aún hoy, sigo emocionándome en la parte que muere Sniper Wolf o el pobre Gray Fox (la última en el autobús de vuelta a casa, en la PSP). Me he llevado alegrías y decepciones, pero el cariño que le tengo a esa saga, no me lo quitará cualquier ida de olla de Hideo Kojima (vease Metal Gear Solid 2 o Metal Gear Solid Rising).

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