domingo, 17 de abril de 2011

Correr

Odio correr. Correr sin ser perseguido me parece una de las cosas más tontas del mundo, ergo, odio el footing.
Esta noche he corrido por placer. ¿No os ha pasado a veces que habéis tenido la imperiosa necesidad de hacer algo inusual?
Después de acompañar a casa a mi buena amiga Rocío, he emprendido mi camino de vuelta al hogar. Y así, casi espontáneamente, me he puesto a correr. Sentía cómo el frío golpeaba mi cara, cómo mi pelo se agitaba violentamente al compás de mis pasos y yo, fría por fuera, sentía fuego por dentro. Iba tan deprisa que no tenía pleno conocimiento de cómo y por qué movía las piernas. Pegaba saltos, agitaba los brazos e incluso cerraba los ojos. El corazón iba a cien por hora, galopaba en mi pecho tan frenéticamente que pensé que me saldría por la boca. Me sentía viva, imparable y arrolladora.

No sé si volveré a hacerlo algún día, espero que no, porque nunca sería igual de placentero como esta noche.

5 comentarios:

Vicente Solbes dijo...

si; follar no, que cansa
entonces; correr menos, que cansa más

Vicente Solbes dijo...

y quítate el captcha

Onofre B dijo...

Puede ser menos placentero pero igualmente necesario, algún día volverás a hacerlo, bajo otras circunstancias quizá. Correr a veces mola

Mia dijo...

Calla y come nueces, Vicente.

Belsan dijo...

Pues ahora que lo dices, sí sentí una vez unas ganas irracionales de correr. Y eso que yo soy de las tuyas, odio correr sin ser perseguida XD. Tendría unos once o doce años y estaba en mitad de un campo manchego bajo un toro de Osborne. Creí que en cualquier momento me echaría a volar. Un gran día.